Antes de relatar este fenomenal encuentro con buena parte de la familia cervecera artesana nacional, le doy la enhorabuena a la organización y a los anfitriones y aprovecho para desearles muchos más Milagritos.
Tras un par de horas de viaje, un alto en el camino para conocer a Cantagrullas, otro para visitar a la gente de Caraballa, llegamos al corazón de Montemayor de Pililla. Es un poco más tarde de lo previsto y como nos aguardan gran cantidad de artesanos, emociones y sorpresas, decidimos hacer una nueva pausa, esta vez para almorzar y coger fuerzas.
Nuestro gozo en un pozo, ha venido tanta gente (esto es bueno) que tendremos que esperar un buen rato o practicar el ayuno (esto no lo es tanto). En ese momento al grupo que ya formábamos junto a los amigos de la inminente Cervezuca se nos unen un par de seguidores madrileños del Aula.
Así, bajo un intenso sol castellano, con un tentempié en el estómago y vaso en mano fuimos saludando a viejos amigos (Sr.Bu, Dowgall´s), charlando con otros que ya casi son amigos (Ylia-Guinea Pigs, Caelia, Milana), descubriendo aromas desconocidos (Reptilian, Veer, Popaire, Bresañ, La Loca Juana) reprobando sabores ya familiares (Domus, Cibeles) y por supuesto recolectando el resto en forma de botín que ya cataremos (espero me perdonen por no citarlas a todas).
El tiempo vuela cuando estás a gusto, por eso a la vez que se nubla nos percatamos de que ya es hora de volver. Lamentablemente nos perderemos algunas actuaciones y los buenos momentos que traerá la noche. Para aliviar la pena recorremos el mercadillo de artesanía.
Espero que os haya gustado nuestro relato pero sobre todo que coincidamos en próximas ediciones de esta feria fundamental, mientras tanto iremos colgando las notas de cata de las cervezas que allí tomamos y las de las que ahora aguardan en nuestra despensa.
© Fernando Terán
Catador de Cervezas